En estos días en los que la política está
decepcionando por su falta de seriedad y eficacia, no se ha hablado ni una
palabra de lo que está pasando con los investigadores, se habla de fuga de
cerebros y de falta de financiación de la ciencia española, pero el verdadero
drama está como en otros ámbitos, el ninguneo a los recursos humanos, desde su
formación hasta su integración.
Desde que empezó la crisis, los programas de
reclutamiento de investigadores en las instituciones públicas se han ido
suspendiendo o reduciendo a niveles dramáticos, por lo que a los más mayores se
nos acabaron las opciones, se da paso a una élite de jóvenes investigadores
“excelentes” que se llevan los contratos más interesantes y, por tanto, más
competitivos. Pero son muy pocos, ¿qué pasa con el resto de la masa
investigadora?
En mi caso, llevo más de 15 años trabajando
en ciencia, 10 en el extranjero, y tuve
la suerte de incorporarme con un contrato de la Fundación Puerta de Hierro
gracias a un nuevo (y único) programa de incorporación de investigadores externos. Me lancé de
cabeza sin pensar: tres años de contrato (2014-2017), 15000 euros de financiación
para reactivos y un puesto técnico de laboratorio para comenzar a formar mi
propia línea de investigación independiente (algo que es muy difícil a estas
alturas). A cambio, yo me comprometía a conseguir financiación externa y a negociar
mi integración en la plantilla de la Fundación con un servicio clínico pasados
esos tres años.
Por mi parte, enseguida conseguí la
financiación externa; una subvención de 100.000 euros del Ministerio de
Economía y Competitividad (MINECO) para llevar a cabo el proyecto propuesto a
la fundación sobre una enfermedad rara: el síndrome de Lowe. Además, llegué a un acuerdo con el servicio de
Neurología, con el que pedimos otra subvención del Instituto Carlos III en
Esclerosis Múltiple que también fue concedida, para que me acogieran como
investigadora senior y cubrieran los gastos de futuros contratos. Mientras, el
proyecto se desarrolló como planificado. Primero contactamos con la Asociación de pacientes del síndrome de Lowe (ASLE) los cuales donaron una lupa de
disección al laboratorio y me cedieron muestras de los pacientes (estamos
hablando de biopsias en niños) con las que montamos un biobanco en el Hospital Puerta de Hierro. Además pude participar en un crowdfunding organizado por el
Hospital Sant Joan de Déu para montar una plataforma tecnológica de
Enfermedades Raras (Rarecommons.org). Gracias a la financiación del MINECO y
las colaboraciones externas que conseguí, pude llevar a cabo los experimentos
propuestos y contratar mano de obra investigadora.
Pero la Fundación empezó a retirarme su
apoyo. En primer lugar me quitaron la financiación de 15000 euros a partir del
segundo año, alegando que yo ya tenía mi propia financiación. Tampoco me
apoyaron cuando salieron las convocatorias de contratación de investigadores del
Instituto Carlos III y, alegando de nuevo falta de dinero, no pude presentar mi
solicitud, por lo que no podría incorporarme a la plantilla de la fundación
después de finalizar mi contrato en 2017. Solo se necesitaban cubrir las cuotas
patronales (6000-12000 euros anuales) de un contrato pagado por el ministerio
para trabajar en la fundación con mi línea de investigación. Por tanto perdí de
nuevo la oportunidad de integrarme al sistema de investigación español.
Finalmente, y aunque estábamos consiguiendo muchos
resultados en el laboratorio, el 28 de Junio de 2016 me llamaron al despacho del
director para decirme que cancelaban el programa y que me despedían, un año
antes de cumplirse el contrato. Alegaban que mi línea de investigación no era
rentable, que no cumplíamos los objetivos y que la fundación necesitaba cambiar
de estrategia. Estas alegaciones son inéditas en ciencia, ya que en una
Fundación sin ánimo de lucro, la rentabilidad en investigación no tiene cabida,
sobretodo si está financiada por dinero público. Con respecto a la estrategia,
nunca se ha hablado de la línea de trabajo que la fundación quiere llevar a
cabo durante el tiempo que llevo yo allí, aunque si se ha mantenido de manera
insistente en todas las comparecencias del director científico de la fundación en
que ha habido una gestión penosa por parte de los directores ejecutivos en los
últimos dos años y que faltaba dinero para mantener a flote la fundación. Por
tanto, las verdaderas razones son económicas, en ningún momento se han tomado en
cuenta las razones científicas de mi despido, ya que los objetivos de mi
propuesta si se estaban cumpliendo, como he probado en cada uno de mis informes
anuales que, sospecho, nunca se han leído.
Las consecuencias de esta mala gestión son un proyecto del
ministerio sin terminar (todavía estaba vigente y no se han publicado los
resultados de la investigación), dinero público malgastado ya que no me dejan acceder
al centro ni a utilizar los reactivos en otro laboratorio colaborador en el que
estaría dispuesta a trabajar gratis (y que se quedarán en una nevera sin
utilizar), dejar una investigación subvencionada también por la Asociación de
pacientes del Síndrome de Lowe sin terminar y con la perspectiva de encontrar
posibles tratamientos a largo plazo, y por último, aunque no menos grave, finiquitar
la carrera de una investigadora que, sin ser excelente, ha conseguido llegar
bastante lejos tal y como están las cosas.
Creo que algo grave está
pasando en nuestras instituciones. Cuando se toman decisiones de este tipo y de
esta manera, es que las cosas no se están haciendo bien. Que yo
esté en la calle sin perspectiva de futuro es lo de menos, ya me buscaré la
vida, pero esos dirigentes siguen aún ahí, sabiendo que sus gestiones no tienen
sentido, que son incapaces de ver inversiones y apuestas a largo plazo, que las
consecuencias de sus decisiones implican dinero de todos, pero sobretodo, que
son indiferentes al trabajo bien hecho y a la esperanza de los que apuestan por
ello. De todas maneras, es lo que estamos viendo todos los días en política,
quizá ya estamos acostumbrados a ello.
Mónica Fernández
Monreal
Investigadora en
paro.
Hola Mónica, he leído tu caso y me gustaría ponerme en contacto contigo. Soy Ángela Bernardo, redactora de ciencia en Hipertextual. Si te interesa, puedes escribirme a angela@hipertextual.com Gracias y un cordial saludo.
ReplyDeleteHola Ángela, te he contestado por email. Gracias por tu interés!
DeleteM.
Muy lamentable. Conviene dar toda la difusión posible al caso. Seguro que no es el único
ReplyDeleteMuy lamentable. Conviene dar toda la difusión posible al caso. Seguro que no es el único
ReplyDeleteGracias Maria Luisa, ya iré añadiendo más casos.
DeleteUn abrazo
M.
Mucho animo Monica. Espero que encuentres un camino alternativo pronto. Te mando un abrazo.
ReplyDeleteGracias Enrique. Todos deberíamos contar nuestras historias, quizá escriba un libro con las del CBM...
DeleteUn saludo
M.
Hola Mónica. Supe anoche por Twitter lo que había pasado y sólo quiero desearte mucho ánimo ante esta gran injusticia. Como investigador sé muy bien lo difícil que es lograr lo que has hecho, y puedo entender perfectamente la impotencia que supone. Un abrazo y mucha suerte.
ReplyDeletedayinlab.com
Impotencia es la palabra, gracias por vuestro apoyo. Un abrazo muy fuerte!
DeleteM.
Mucho ánimo Guayiki!
ReplyDeleteUn fuerte abrazo,
Jose
Ay Misu, gracias bonico. Un besazo!
DeleteM.
Siento mucho lo qu ha pasado, creo que estabas haciendo un gran trabajo, soy investigadora y se lo dificil que es consegir toda esa financiacion y recursos. Parece mentira que nunca vaya a funcionar la investigacion en España. Es una autentica pena. Se quitan todas las ganas de volver.Mucho animo y espero que encuentres algo pronto.
ReplyDeleteGracias, sí que es una pena. Mucha suerte con tus investigaciones!
DeleteHola Mónica. Es indignante lo que te ha sucedido. Me parece una falta de respeto brutal por parte de la fundación: a tí como científica y a todos los ciudadanos, particularmente a los integrantes de la Asociación de pacientes de Síndrome de Lowe. No conocía esta enfermedad hasta ahora y me alegro de que haya personas que como tú, trabajáis muy duro para entender mejor qué les ocurre a los pacientes, contribuyendo así a encontrar un tratamiento. Creo que deben permitirte terminar el trabajo, así que si se puede hacer algo, cuenta conmigo. Gracias por hacer el esfuerzo de compartir esta mala experiencia. Un abrazo y mucho ánimo.
ReplyDeleteGracias Helena. Es ninguneo, indiferencia y poca seriedad. Aún no me han devuelto mis cosas. Espero poder rescatar los reactivos de la caducidad al menos.
DeleteUn abrazo.